martes, 19 de junio de 2007

SOBRE EL SECRETO EN MI PROYECTO

INTRODUCCIÓN A LA METÁFORA DEL SECRETO. Caminar la ciudad de Cali en los setenta, caminar la ciudad de “Viva la música”, la ciudad del “Atravesado”, la ciudad de Andrés Caicedo. Caminar la Cali salsera, la Cali- Calabozo es una experiencia que los hombres jóvenes de aquella época conservan en sus cuerpos, en sus olores en sus memorias de manera una colectiva y particular. Recorrer la Ermita, la avenida sexta, la plaza Caicedo, El puente Ortiz, significó para muchos hombres sus primeros encuentros con otros hombres. Su primera follada, su primer amor, su primer desencuentro con el mundo. Pero esta ciudad de encuentros y desencuentros se ha construido en la historia de Cali de manera secreta, no aparece en el archivo histórico de Cali, no aparece en las narraciones de los académicos expertos en la historia de Cali, no aparece en la historia de los juegos panamericanos…Sin embargo ha estado. Ha habitado la ciudad de manera silenciosa y permanente. Allí se ha ido configurando un pedacito de la experiencia urbana de estos hombres….Se han hecho a lugares y a no lugares para vivir eso que el diseño urbanístico, que las políticas públicas, que los medios de comunicación reconocen y desconocen y en estos últimos tiempos “naturaliza”, tolera pero sin transformaciones profundas. Pareciera que la idea de “secreto” es más fuerte en quienes vivieron la ciudad como adolescentes en los setenta. Sus cuerpos hablan de “la doble vida”, hacerse a una familia, vivir de manera subterránea sus deseos, abandonar jóvenes la casa familiar para poder vivir de manera solitaria y a plenitud sus encuentros. Lejos de sus familias para poder conservar el secreto…Ahora se está volviendo común los besos entre hombres en los centros comerciales, los besos entre mujeres en la plaza pública, en las calles. Pero pese a esta nueva tolerancia y apertura de la ciudad, los encuentros entre hombres siguen ocurriendo en –no lugares- en lugares secretos, donde se pueda mantener a salvo la imagen construida, la vida hecha, donde se pueda hacer la catarsis y liberarse del peso de la cotidianeidad, del peso de la costumbre….Cruzar la calle, toparse con otro hombre, mirarse a los ojos fijamente y volver la mirada cuando han cruzado: Sonreir, callar y proseguri el camino. Sentir por ese instante el síntoma de complicidad, de conocer sin conocer al otro un pedacito de su mundo. La gran dificultad para montar una Casa de Baño en Cali plantea el entrevistado era el modo tan clandestino como había que hacer todo. “Uno de los primeros problemas era la policía porque no daba licencia para un tipo de lugar como éstos, tocaba disfrazar algo, montarlo como gimnasio, como un centro de estética corporal. Ahora ya se tiene licencia como sauna, baño turco, spa, porque las cosas han cambiado, el artículo 13 de la constitución nos ayudó muchísimo, entonces ya no somos proscritos, ya los homosexuales formamos parte de la población”. (Entrevista realizada a un empleado de una Casa de Baño en Cali, 2006) Al inicio de los ochenta cuando surge la primera Casa de Baño en Cali no se podía hacer publicidad abierta. La táctica consistía entonces en publicitar el lugar persona a persona y convencerlo que era un sitio que ofrecía reserva y discreción. “Se trabajaba la inducción persona a persona”. “Efecto bola de nieve”. El lugar donde se ubicó la primera Casa de Baño no funcionó mucho porque era una zona de empresas, aspecto que para muchos de sus usuarios no resultaba llamativo a la hora de ingresar por el temor a ser descubiertos por sus compañeros de trabajo, por sus empleadores o familiares. Es así como esta primera Casa de Baño se traslada al centro de la Ciudad, en lo que se llama aún la “Cali Vieja”. Ubicar la Casa de Baño allí, daba la medida perfecta porque se podía camuflar, hacerse más secreta entre los múltiples edificios comerciales que la hacían ser una más del mapa local. En actualidad la mayoría de las Casas de Baño intentan conservar fachadas sencillas que las hagan una casa más en el panorama, excepto la Casa de Baño de Alameda que su fachada lo hace sentir a uno en navidad todo el año llena de lucecitas que se mueven y anuncian un tipo de festividad, de encuentro, que sólo conocen los que han “cruzado el umbral del secreto”. Cruzar el umbral es hacer el paso entre una vida y la otra…..La vida cotidiana, la vida rigurosa y el paso a una vida de tipo orgiástica, de cierta manera carnavalesca, se construye un mundo de juego erótico, de seducción, de ligue, de vivencia de cierta manera plena. Pagar la entrada, es pagar la entrada a un lugar donde la experiencia de los hombres que se encuentran con hombres se ensanchan. Donde el secreto es compartido, aquí están a salvo los padres de familia, los curas, los empresarios, el hombre cotidiano, el maestro, el gran empresario, el filósofo, el artista….Cruzar el umbral hacia la Casa de Baño es cruzar el umbral del secreto. Es volverse bañista que juega, que se limpia, que se libera, que explora, se encuentra y se desencuentra. Las dos entrevistas realizadas hasta el momento brindan un panorama de las distintas explicaciones que dan los actores de lo que representa una Casa de Baño: “Ha significado una situación de recreación, en cierta forma, de diversión, ya a nivel gay es tomarlo como un centro de contactos, se tengan o no se tengan relaciones sexuales con alguien, pero es un centro de contacto. Ya por salud, tomarlo como ese enfoque, desestrestresarse, pernear el cambio de colágeno. Juegan muchas cositas”. (Entrevista realizada a un empleado de una Casa de Baño en Cali, 2006) “Son sitios de libertad, donde vos podes actuar como te sintás, como te sintás muy vos, no necesitás ni moverte de una forma u otra como te lo exige la norma general de la sociedad, vos podés nadar como pez en el agua. Moverme con tranquilidad, si de pronto veo un hombre que me gusta tranquilamente hacérselo saber, mientras que afuera no, entonces yo pienso que en general esa libertad que se vive en ese sitio, es lo que a uno más le llama la atención”. (…) Ahora si yo voy a un sauna lo que es básico, ir donde hay más hombres, más hombres que comparten el sentimiento, pero a veces uno va sólo con la necesidad de descansar y de conocer más gente. En ese espacio se puede descansar porque dentro del espacio nadie llega más allá de lo que tú permitas, igual como una persona se te acerca y buscas conversa se conversa y se establece una relación de amistad. Igualmente podés ir como por desestrés de los músculos porque los saunas y los turcos le permiten al cuerpo la distensión de los músculos”. (…) A esta altura un sauna me significa libertad total, pasar tiempo, entretenimiento, porque no tengo nada más que hacer, no me quiero ir a un parque, quiero ir a un sauna, ocupar como ese tiempo”. (Rock: Usuario de las Casas de Baño en Cali) Algunas notas sobre las dos entrevistas realizadas: La entrevista con Rock (nombre que escogió para el relato) la realizamos un martes en la tarde. La primera tarea fue seleccionar el lugar de encuentro, el quería comer una ensalada de frutas mientras hablábamos pero luego desistió de la idea por el tipo de encuentro y porque el lugar donde acude con frecuencia a comer su ensalada de frutas es lugar de encuentro con amigos y compañeros de trabajo- entonces la entrevista se realizó en un pequeño bar anónimo de la ciudad, entre canciones del Charrito Negro, Darío Gómez y dos cervezas. La entrevista al administrador fue en su pequeña oficina al interior de una Casa de Baño, en el centro de la ciudad. Fue una entrevista tranquila, sin cohibiciones. El entrevistado sólo pidió que se parara de grabar y bajó el tono a pesar de que no había más gente alrededor para decir cuál era el nombre del Hotel donde había comenzado a su parecer los encuentros entre hombre al interior de un sauna. Luego la grabadora se encendió subió de nuevo el tono de voz y prosiguió tranquilamente.